Basílica de la Inmaculada Milagrosa
En la Huerta
del Rey, junto a los Jardines de La Buhaira, se dibujan los perfiles de un
sueño que dejó la huella del pasado en la Sevilla presente. Un espacio
abandonado durante casi setenta y cinco años, que mantiene la planta del que
pudo haber sido uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad.
La Basílica
de la Inmaculada Milagrosa comenzó a construirse en mayo de 1928, con la
colocación de la primera piedra, bendecida por el Cardenal Ilundain, además de
la presencia del Rey Alfonso XIII y una majestuosa lluvia inesperada que hizo
de las sillas paraguas inesperados.
La Basílica
iba a ser una espectacular iglesia neogótica cuya fachada estaría flanqueada
por dos torres de 100 metros, que superarían en casi 20 la altura de la
Giralda. Pero su construcción se interrumpió con la muerte de quien la soñó:
Aníbal González.
Aníbal
González es el arquitecto sevillano más representativo del siglo XX. Su
popularidad se debe sobre todo a las obras creadas para la Exposición
Hispanoamericana de 1929, resumidas en el crisol de estilos que confluyen en la
Plaza de España. Pero las construcciones de Aníbal González jalonan las calles
y plazas de Sevilla, entre las influencias del Modernismo catalán de su primera
etapa y la seducción por los estilos clásicos como el Renacentismo, el Gótico y
el Neomudejarismo.
Su último
proyecto, al que dedicó los últimos años de su vida, fue la construcción de la
Basílica de la Inmaculada Milagrosa.
Los terrenos de la Huerta del Rey,
propiedad de la Compañía de Jesús, se convertirían en una gran plaza central
que daría acceso a este templo, diseñado a imagen y semejanza de las grandes
catedrales españolas y francesas. La presencia del Rey Alfonso XIII en las
obras de construcción, indica el interés que despertó el proyecto en la
sociedad de la época. La Inmaculada Milagrosa, que se venera actualmente en una
pequeña capilla de la calle Jesús del Gran Poder, pudo haber tenido su propia
catedral.
Pero la
muerte de Aníbal González detuvo las obras de ejecución de la Basílica. Desde
entonces, y a pesar de la posterior creación de los Jardines de La Buhaira, la
planta de la Basílica quedó abandonada durante años, perdida entre los
vestigios del olvido histórico, hasta que fue adjudicada tras concurso público
en diciembre de 2000, para su recuperación con un nuevo propósito.
Hoy, los
restos olvidados del que fuera aquel ambicioso proyecto, despiertan para dar
forma al restaurante La Basílica, construido con riguroso respeto hacia la obra
original.
Su cuidado diseño mantiene intactos los elementos arquitectónicos ya
existentes: la planta en forma de cruz latina, característica de las iglesias
góticas, o las girolas exteriores, permanecen inalterables entre salones
acristalados, que ofrecen la transparencia y visibilidad necesaria para una
construcción tan singular como ésta.
Como reflejo
de la memoria viva de Sevilla, el restaurante La Basílica recupera un espacio
perdido hasta ahora para la ciudad, y sostiene su privilegiada posición en la
restauración sevillana sobre los cimientos de un sueño:
El último
Sueño de Aníbal González.
Texto extraído
de este Blog: http://www.sevillamisteriosyleyendas.com/2014/06/basilica-de-la-inmaculada-milagrosa.html
© Sevilla Misterios y Leyendas
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